lunes, 30 de mayo de 2011

Tricky En Vivo o un intento de ser lo que nunca quiso ser.

Tricky tiene todos los elementos para hacer un concierto memorable. Una excelente banda en vivo, un gran repertorio de canciones y una de las experiencias sonoras, equiparables con sus primos Massive Attack. Sin embargo, la experiencia resultó ser tediosa, excesiva y hasta cierto punto innecesaria. 

Empezaremos por la primera hora que el público tuvo que esperar en lo que el show empezaba, para recibir un concierto que sonaba mal. Vocales perdidas, atmósferas planas y casi inexistentes, en un intento de ser una banda de rock y sonar crudo. Justamente se alejó de aquel sonido característico, pesado y envolvente, para dedicarse a coverear "Ace Of Spades" en una versión sobrante y que poco a poco causo mi desconexión con el espectáculo. Mientras sus movimientos en el escenario se asimilan más a quererse sentir 50 Cent o algún rapero sin camisa, por otro lado busca sentirse un rockstar y querer subir al público, a bailar o echar desmadre, en medio de atmósferas de aislamiento y un espectáculo que no es Girl Talk. 

Además de no tener virtualmente ninguna comunicación con el público traía una pose demasiado egoísta y auto absorbida. El espectáculo que esperaba no era el de un rockstar de pose, y tampoco era un espectáculo tedioso, sin dirección, y sin generar ninguna conexión. El público a veces se conectaba en un baile zombie con la música, en otros momentos se perdía en miles de pedazos, para aplaudirle a un ego en dos patas, que además tiene el lenguaje corporal similar al de un instructor de baile para señoras. Desafortunadamente son experiencias que pesan, el viaje de dos horas, fue cansado, de pocas recompensas y me dejó con un sabor de boca, de insatisfacción total. Aún cuando tiene una gran grupo de músicos, gran repertorio de canciones, y todo el potencial para hacer un viaje musical de dos horas, en el que lleves al público por un mar de emociones y atmósferas sonoras. No en un viaje de montaña rusa, que te deja de gustar, después de una hora de show. 

Ni el hecho que homenajearan (a mi parecer), "Glory Box" de Portishead e inmiscuirla en medio de sus propias composiciones (sampleando la original Ike's Rap II de Isaac Hayes -pequeña fe de erratas-) lo pudo rescatar para acercarnos a la música, los hizo un espectáculo completamente alejado, impersonal y sumamente desinteresado de generar una conexión con el público, y no refiero al hecho que se quiere sentir Iggy Pop, en medio de ritmos de dub. Sino que terminó el concierto en un acto más desesperado de publicidad y morbo, que en cerrar un concierto y callar a los escépticos. En disco existe esa conexión, logra llevarnos a través de tantos paisajes y recorridos atmosféricos, a caminos nocturnos, contemplativos y sumamente gratificante. Pero en vivo, es meramente un intento de ser lo que nunca quiso ser. 

lunes, 23 de mayo de 2011

Lunes de campechano musical.

Así es señoras y señores, el fin del mundo no se acabo, los delfines siguen aquí y es lunes de regreso a la realidad y a la rutina de la ratonera. 

El día de hoy no los interrumpiremos con textos incómodos, que incluyan muchos adjetivos o que de alguna manera digan que el autor de este texto busca sentirse importante. Aquí sólo escribimos de música, bajo nuestras propias reglas, y el silencio se encuentra a un clic de distancia. Así que si se toma los comentarios presentes de manera personal, no lo haga. Esto sólo es música pop, que no debe tomarse tan en serio. 

Primero les comparto un poco de música para que su lunes se vuelva menos miserable y al ritmo de Primal Scream, se alivianen las penas por regresar a la realidad de la rutina. Es un grito para el regreso del viernes o bien, es un viernes eterno, que llega sin importar el día. En un lanzamiento próximo, Screamadelica Live, retrata la reciente revitalización del álbum, en su celebración de 20 años, un disco fundamental para los amantes del rock y de los beats, y la mejor introducción para Primal Scream.

Loaded - Primal Scream


En otro de los regresos de viejas luminarias de los ochenta, y no me refiero a la explotación de la nostalgia de Joy Division/New Order, con su lanzamiento de compilaciones dirigidas a la cartera y con la inclusión de "Hellbent" un track "inédito", qué desafortunadamente es un mero retazo de ideas poco inspiradas e insípidas, buscando revivir la gloria de New Order, y tratar de encubrir un amargo final.

Sin embargo, no nos referimos  a esta resurreción, sino al nuevo material de Peter Murphy, quien ha buscado salirse de su propio molde creado con Bauhaus (y a pesar de caer en la nostalgia de su éxito previo), son claros ejemplos que saben ponerle fin a las cosas. Son artistas que respetan su propia obra y respetan la fidelidad de su audiencia que lleva 30 años pintándose de vampiro y se ha deleitado con la banda de post -punk o goth rock por excelencia. Hoy Murphy sigue buscando nueva inspiración para hacer música, más allá de alimentar sus propios fantasmas.

Seesaw Sway - Peter Murphy


Nos leemos pronto y gracias por estar aquí.





miércoles, 18 de mayo de 2011

Ian Curtis o Aquel que nos recordaría nunca alejarnos en silencio.

Ian Curtis se fue de este mundo un 18 de mayo de 1980...

Esto fue lo único que pude redactar, momentos antes de darme cuenta que estaba realizando un texto oficialista, que meramente repetiría la información básica y los reconocimientos musicales de Joy Division y su legado, de darnos 30 años de imitadores, charlatanes y grupos mediocres, que buscaron imitar su sonido. 

Los recuentos biográficos e históricos se los dejaré a Tony Wilson, Deborah Curtis y los estudiosos y académicos del período, en el que pueden ahondar con mayor profundidad en tratar de entender y descifrar la personalidad de Curtis, además de buscar todas las conexiones que existen entre sus letras. 

Por ahora sólo buscamos hacer un pequeño tributo para uno de las figuras más míticas y reverenciadas de los últimos 30 años. Un mártir y un mito que creado a partir de una carrera fugaz, que terminó un 18 de mayo de 1980, en la víspera de un tour por Norte América, qué les abriría las puertas, como un debut en sociedad. Y así sólo queda el recuerdo o el mito del Factory, en el cual nos gustaría haber presenciado a Joy Division, a punto de convertirse en un fenómeno de culto, que tres décadas después nos sigue recordando aquel estribillo que decía que el amor era lo que nos iba a separar o aquel que nos recordaría de nunca alejarnos en silencio. 

Ian Curtis (1956 - 1980)


Joy Division - Atmosphere from Wes Dorris on Vimeo.

jueves, 12 de mayo de 2011

Reimaginando Africa con Low

Un momento "Universal" por excelencia, y una canción que a la fecha me produce escucharla completa en la radio, además de generar extrañas conexiones, ligados a momentos específicos y aquellas emociones cada vez que la escucho.

Cortesía del AV Club, Low reimaginando "Africa".


Nos leemos pronto.

Inversiones a la nostalgia del trajeado Pink

Con mucha renuencia y un cierto grado de escepticismo, me acerqué a la noticia del (re)lanzamiento de la discografía "remasterizada y reempacada"de Pink Floyd. A la fecha he comprado la discografía completa, con la excepción de un disco en vivo, 3 versiones del Dark Side Of The Moon, 2 ediciones de The Wall (VHS y DVD), 2 reemplazos de discos perdidos o rayados de uso, un par de rarezas europeas y demás parafernalia concerniente a Pink Floyd. Sin contar libros, enciclopedias, posters, etc. 

Es decir, he ocupado gran parte de mi vida a sumergirme y rendirme ante su música, cómo las millones de personas que "han sido influenciados por Pink Floyd". No niego que representan grandes cosas en mi vida, ni que cambiaron la forma en que percibo la música, el arte y sobre todo un grupo cuyas líricas te hacen consciente de tu propia existencia. No niego que me he pasado noches enteras saboreando, y disfrutando cada uno de sus discos, en ejercicios de repetición, en ciclos enteros que están musicalizados y guardados en aquellos pedazos de metal, de acetato, o peor aún arrumbado en una configuración de unos y ceros en medio de una biblioteca de archivos digitales. 

No niego que he invertido una vida en la música, que estoy seguro le ha dado un cómodo fondo de retiro a Waters, Gilmour, Mason, Wright y Barrett, y de por medio a un par de trajes. O que he invertido cuantiosas cantidades en espectáculos sobremediatizados, entretenimiento para las masas abordando la alienación pura del individuo, y a pesar de la palomita visual, ser capaz de llevar a las lágrimas a su humilde servidor durante "The Thin Ice", en momentos de éxtasis puro y un acto catártico de presencia. He caído en la nostalgia de revivir a los dinosaurios, en caer en el engaño de ver un grupo de covers de mi música favorita, y sustituir las piezas faltantes en imágenes creadas en mi propio imaginario, en incluir aquella fotografía en otro montaje visual y sonoro. En crear una imagen perfecta que le corresponda al mito que he creado o mejor dicho al monstruo, que hoy se ve en la dicotomía de volver a caer en la nostalgia y reinvertir cuantiosas cantidades de dinero en re-ediciones, que apelan más a la cartera que al corazón. 

Pero en el fondo, hay una parte que sigue conectada y atada a la música. 

Y si en el fondo, todo siempre fue por la música, en aquella proposición romántica e idealista, entonces seguramente ahí estaré el 27 de septiembre comprando por segunda o tercera ocasión, las canciones que cambiaron mi manera de ver el mundo. Pink Floyd me ha llevado a un cuestionamiento constante, ha llevado a muchas preguntas, a cuestionar todo lo que se presenta frente a mi, a reír, llorar, a cantos de redención, a momentos de la soledad absoluta, de construir y derivar muros, de emprender travesías sonoras al lado obscuro de la luna, al corazón atómico y a muchos lugares que se encuentran resguardados en un pedazo de metal, acetato o es sólo una extraña configuración de unos y ceros, bajo el nombre de un tal Pink.

Nos leemos pronto.


lunes, 2 de mayo de 2011

Blues para la deuterofobia con Booker T. Jones

Es lunes, aquel odioso y tortuoso comienzo de nuevas cosas, y hay días en las que uno siente que nació bajo una mala señal. Hay días en las que el blues hace sentido para acompañar los pesares del alma y hacer más llevadero los pesares que cargamos, así que con ustedes una de las leyendas del blues y rock clásico Booker T. Jones, nos ofrece nuevas maneras de admirar y apreciar la música. 

Así que si usted hoy sufre del blues, espero que la música de Booker T. le de algo de medicina para el alma, recuerde este es un sentimiento pasajero, que se puede curar con una buena canción. 

Con ustedes Booker T. Jones en vivo para la National Public Radio...



Nos leemos pronto.