viernes, 2 de julio de 2010

Recuento de los daños 2010 - Primera Parte -

Este año ha estado sumamente raro queridos lectores, ha sido una época de transiciones, ch-ch-changes cómo bien diría Bowie no sólo en cuestiones personales, sino en cuestiones del mundo de la música. Este año parece que nos recibió con la unión entre Ticketmaster y LiveNation, que son los causantes de tener un monopolio de la promoción musical y los responsables de que los precios de los boletos se hayan disparado en cifras incomprendibles y extravagantes. Ellos también son los responsables de la sobresaturación de las preventas y que han causado el enojo de muchos fanáticos. Los villamelones también han incrementado y ahora resulta que todo mundo es fan de los Pixies y de Goldfrapp (quienes a mi parecer se presentaron con el peor disco de su carrera, que ya lo venían acarreando desde el Seventh Tree).

Roger Water anunció su épico regreso con The Wall, que me puso entre la espada en la pared en un dilema sobre su amor a la nostalgia de Pink Floyd, y su escueto pero muy prolífico trabajo como solista, me gustaría ver la evolución del mismo artista que hace casi 20 años nos dió Amused To Death y hace 30 The Wall. Sin embargo, el romántico fanático que creció y cuya vida fue transformada por la música de Pink Floyd, salió a la luz y espera ansiosamente un concierto de dimensiones épicas para convertirnos en un ladrillo más en el muro.

El fiasco de la preventa de los Pixies, ha comprobado el nivel de fanátismo supuesto que existe sobre ellos. Son la típica audiencia de concierto que nada más va a esperar "el hit" y se pasa los restantes 90 minutos, gritándole a los músicos o peor aún, pasa el concierto entero "grabando" un horrendo bootleg que no se ve, no se escucha y lo único que se puede apreciar son los coros de un público borracho que nada más washawashea las canciones y espera "la que viene en Fait Club". La promotra se encargo de manternos en nuestro estado de país "en vías de desarrollo" al imponer una pequeña fecha en el Metropólitan (escenario ideal para ver a una banda así), y hacer su Agosto en uno de los tan cotizados y latinizados FESTIVALES ECLÉCTICOS CON TODOS LOS ARTISTAS DEL MOMENTO. Me da gusto ver a James, a Metric y a Echo & The Bunnymen en la alineación y los Pixies es el consuelo que nos queda, para los que no pudimos comprar en los primeros 20minutos de la preventa y hasta ahora no podremos verlos en el Teatro Metropólitan. Interpol realmente me da un poco lo mismo, puesto que los ví en su primer visita a nuestro país, después de aquel mítico concierto en el WTC.

Para finalizar con esta reflexión sobre los pros y los contras de este año, lo que nos ha dado esta temporada de conciertos también fue la confirmación de Belle & Sebastian, quienes cancelaron hace un par de años una visita al Festival Cervantino, hoy regresan con The Vaselines y según reportan un nuevo disco bajo el brazo. Ambas son bandas que siempre he tenido curiosidad ver en vivo, para probablemente deleitarnos con la versión original de "Jesus wants me for a Sunbeam". Si usted querido lector, pensaba que era una original de Nirvana, había vivido en el engaño por mucho tiempo.

Finalmente debo de confesar que me he quedado en la quiebra después de dos semanas intensivas de estar pendiente de las preventas, la liberación de boletos y sobre todo la máldita incertidumbre que se genera cuando uno marca a las garras del amo de los boletos, y simultáneamente se encuentra en un constante "F4" o "Refresh" para conseguir con éxito el acceso a un par de preciados boletos, que además de todo estan más caros que una entrada a "La última cena".

Por ahora, ya tenemos lo que viene. Nos falta hacer un recuento de lo que hubo y sobre todo de todo lo que escuchamos. Por ahora, nos leemos pronto, queridos lectores.

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