lunes, 7 de noviembre de 2011

Joseph Arthur y la canción de protesta de nuestra generación

La música de protesta parece ser un objeto de nostalgia, perteneciente a una época y generación pasada. Aquellas canciones que en algún momento representaban a un movimiento, expresaban los sentimientos de una generación y sobre todo, era un elemento que unía a las personas por una misma causa. Una lucha unificada o un movimiento social de transformación de nuestras ideas y nuestra sociedad. Algunos eran gritos de guerra, otros eran cubetazos de agua fría para despertar y confrontarse con la realidad, era Neil Young entonando sobre los muertos de Ohio, a Public Enemy exponiendo la realidad que el resto del mundo parecía ignorar con televisión basura y basura mediática. 

Desde Woody Guthrie, pasando por Springsteen, hasta Rage Against the Machine, era el artista en la interminable lucha por los ideales en un mundo que ya había asesinado a sangre fría y para el escrutinio del morbo televisivo a la religión, los ideales y las instituciones. La revolución de Lennon y de Jefferson Airplane, que se convirtió después en un retrato del idealismo de las generaciones y las luchas pasadas que nosotros heredamos, o parafraseando a Billy Joel, el fuego no lo empezamos nosotros. 

¿Y a nuestra generación qué es lo que queda?

Vivir en un estado de negación, sin aparentes cuestionamientos existenciales sobre quienes somos, el mundo que hemos heredado por las luchas perdidas de nuestros antecesores, por los ideales que se sacrificaron para crear un mundo iluso y falso. Creamos dicotomías más grandes como humanidad cuando se invierte más en matar a otras personas y a explotar a alguien más, antes de ayudarlo. Primero le escupimos, luego lo ignoramos, para después mirar su cadáver con desdén, y luego justificar nuestro Darwinismo social como un mecanismo de defensa que sólo nos dejará con la protección de los fuertes, los sobrevivientes de nuestro propio Leviathan, alimentado en franquicias y barreras imaginarias. Me preguntó si a veces esas luchas de poder era sólo para arrebatarlo de alguien más, para después terminar corrompido igual que la granja Orwelliana. Y los débiles y los que siempre necesitaron de nuestra ayuda, aquellos por los cuales aparentemente luchamos, son olvidados al contar su riqueza imaginaria. Parece que por fin, se le está poniendo a esa incongruencia y lentamente se genera el cambio en la sociedad, una auténtica revolución sin manos, sólo era cosa de cambiar nuestra manera de pensar y actuar.

"We Stand As One" de Joseph Arthur explora nuestro momento actual de maneras inesperadas, nos vuelve a regresar a la reflexión de nuestra especie a partir de lo sencillo y las necesidades básicas que necesitamos, los ideales bajo los que aparentemente se crearon los estados en los que vivimos y buscaban brindarle un lugar mejor a los suyos, y a los que vienen. Trataremos de limpiar nuestro cochinero para dejarle al mundo que viene un lugar mejor o por lo menos con menos suciedad. Heredamos un mundo imperfecto y lleno de hoyos, sin embargo nadie nos dijo que no podíamos hacer nada para tener un lugar mejor. Joe Strummer decía que el futuro no está escrito y así podemos tratar de construir día a día algo nuevo y hermoso otra vez, un mundo cómo el que se imaginó Lennon y hoy está en nuestras manos pelear por aquella utopía que no sonaba tan mal.




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