lunes, 13 de diciembre de 2010

Viajes sonoros del 2010 - Parte I -

Como todos los años, llegan las fechas donde todos los medios importantes hacen sus conteos y sus ejercicios editoriales de recopilar "lo mejor del año", algunos los valoran a partir del éxito comercial, otros se miden con la apreciación de la crítica especializada que nunca queda bien parada, y el resto se puede medir en la matemática cuantitativa de cuantas veces la repitió. Afortunadamente esta lista, no busca quedar bien y no representa ningún interés editorial, comercial, ni de moda. Esta recopilación, ni siquiera se abstiene a los conteos decenales, aquí no hubo mejores o peores discos. Aquí sólo hay discos dignos de recordarse en este 2010, por el simple hecho de que generan emociones y nos mueven alguna fibra en nuestro interior, poco a poco se han convertido en parte del soundtrack de un año más.

- Women & Country - Jakob Dylan. Cuando comenzó su carrera, estaba opacado por el legado de su padre, y aunque le haya costado adaptarse al mundo de la celebridad, logró evolucionar de The Wallflowers a un sonido propio, único y sobre todo honesto. Women & Country demuestra su capacidad lírica y nos revela a un creador regresando a lo básico. Arreglos sencillos y poco adornados, que nos transportan a aquellos lugares místicos del Americana musical, escondidos en un obscuro, decadente lugar, que alberga almas en pena, demonios y busca obtener una redención de aquellos pecados que nos hacen humanos. Esta es música para viajes en solitario, para encontrar el alma y el corazón de las tinieblas de las obsesiones humanas, que son la inspiración para grandes canciones.


- Black Dub. Una hipnótica combinación entre blues y dub. La frágil voz de Trixie Whitley, combinada con los emotivos arreglos de Daniel Lanois, te llevan al borde de las lágrimas. Aquí la música desnuda tu alma, exorcisa tus demonios, te canta sobre tu desamor y te hace sentirte más cerca de aquello que creías tener tan lejos. Derramarás lágrimas en aquellos pasajes melancólicos, y te unirás a aquella comunión de canto, serás parte de un rito de dolor, que al final te hará más fuerte, te dará la fuerza suficiente para seguir adelante. Música para reencontrate con tu alma y con aquella llama de dolor que siempre se mantiene dentro de ti. 



Hawk - Mark Lanegan & Isobel Campbell. Él cantaba en una banda alternativa que se hacía llamar los Screaming Trees. Ella fue miembro de Belle & Sebastian antes de que fueran exitosos y sólo eran una banda nerd. Ahora ellos colaboran en experimentos musicales, que nos llevan a esos lugares familiares del imaginario Americano. Desde The Band, Blood, Sweat & Tears, hasta Nancy Sinatra y Lee Hazelwood, son lugares familiares, caminos que ya hemos recorrido, pero imaginados de otra manera. La combinación entre la voz angelical de Campbell con la rugosa y áspera voz de Lanegan, son un gran contrapunto, una interesante seducción de sutilezas, son diálogos entre ángeles y demonios. Al final se convierten en combinaciones de shoegaze con Americana, que también recuerdan a Mazzy Star o a Slowdive con sombreros vaqueros, un automóvil y una carretera desolada en busca de ser el mejor acompañante para un viaje imaginario por la autopista 61. 



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The Promise - Bruce Springsteen. Bruce Springsteen, es de aquellos descubrimientos musicales que no te permiten quedarte en la superficie. Adentrarse a su música, implica ser espectador de aquella película, ser participe del drama y vivir las vidas de sus personajes. Uno se convierte en Terry y el amigo que se refugian en su automóvil, en aquel hombre cualquiera, que día con día lucha contra sus propias vicisitudes. Son héroes anónimos, muchas veces trágicos, pero todos nos conectamos con los mismos ideales, somos esclavos a aquella canción que nos recuerda a una rockola clásica a un sencillo pop de 3:30, a aquel recuerdo del verano que se disipaba entre la soledad y el choque con la realidad de quedar atados a aquel mundo. La realidad de una promesa de salir de aquel lugar, de una rutina diaria y los recuerdos de aquellos anhelos jamás cumplidos. Aunque parezca que todo esto sucede en algún lugar remoto de Atltantic City, en aquella calle con la señal de Exxon o aquel camino que nos daría el boleto para salir de aquel pueblo de perdedores. Este viaje ha sido el camino de Springsteen, sin embargo The Promise es el punto de unión entre los anhelos de Born To Run y la sobriedad de Darkness On The Edge of Town, esta era la exploración de esos caminos de un jóven artista que a sus 27 años, parecía que había vivido muchas vidas enteras.

Bruce Springsteen - The Promise album artwork

Nos leemos pronto. Esperen la segunda parte.

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