Ayer tuve una extraña conversación con Lester Bangs, Oscar Wilde y Dios, y creí haber llegado a algún lugar extraño en donde convivían la belleza y la miseria en el mismo lugar. Era un lugar pegado de pequeñas fotografías y recortes, fragmentos de vidas pasadas que recorren los viaductos de los sueños. Aquellos lugares que visitamos cada vez que necesitamos un poco de obscuridad, y que buscamos regresar a la caverna a redescubrirnos, a enfrentar nuestra propia mortalidad.
Lester decía, que el compartir nuestra única moneda en este mundo quebrado, y mientras a Wilde lo consideraban como un romántico, a mi seguro me tirarían de forever. Llegue a ese lugar en busca de una respuesta y lo único que obtuve de vuelta fueron más preguntas. Me preguntaba ¿Por qué ellos pintaban esos paisajes tan desgarradores y sin embargo tan perfectos? ¿De dónde venía su inspiración para hacer esa aparente transformación de la obscuridad a la luz? ¿Me preguntaba si alguna vez les importó tener un número uno o si eso era sólo un invento de una máquina de pastelillos prefabricados?
Me dí cuenta que conforme pasaban los minutos, uno se sumerge en mundos fantásticos que parecen sacados de un collage de la cultura pop en un momento, pasajes a lugares desconocidos al los que muchas veces no nos queremos enfrentar, pero nos incitan a reflexionar sobre nuestra propia identidad, nos llevan a esos universos que sólo pensábamos posibles en los sueños, y que cómo una montaña rusa nos regresa al lugar inicial, después de una experiencia que puede cambiar nuestra manera de ver el mundo.
Después de 53 minutos descubrí que sólo había viajado con la música de Mogwai. "Hardcore Will Never Die, You Will" se convirtió en aquella etiqueta de advertencia que anunciaba un ominoso viaje y me hicieron tener una conversación con Diós, que si me lo preguntan creo que tenía un extraño parecido a Jerry Garcia.
Nos leemos pronto